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Ultimátum a la Tierra

No, no se parece a Encuentros en la Tercera Fase, que va.
No, no se parece a Encuentros en la Tercera Fase, que va.

Tras varias semanas dedicando Crocant casi exclusivamente a las noticias de cine, va siendo hora de ir más allá y volver al delicado terreno de la crítica. Un terreno con tanto intrusismo por estos lares de internet que sólo para intentar algo ya hay que ir con cierto cuidado, pensar lo que se dice, hablar con cierto rigor… eso, o hacer algo como el fabuloso análisis que hizo marinero en Crocant de “Conspiración en la Red”. Tener una voz propia, al fin y al cabo. Por eso vuelvo a ello con una película relativamente fácil de analizar como es el remake de este año de “Ultimátum a la Tierra”.

Se trata de un remake delicado para ciertas personas, al adaptar una película de culto de los años 50 como es el clásico de Robert Wise, es decir, está dentro del mismo saco que ciertos cómics, novelas, etc. venerados (no sin cierta razón) por un gran número de fans en todo el mundo. Esto significa que cualquier licencia con respecto a su fuente original pueda ser vista como una premonición del apocalipsis y como causa de un inevitable deterioro, por no decir destrucción, de todas las copias existentes. Afortunadamente, usted parece el tipo de lector consciente de que la industria del cine no está puesta al servicio de la nostalgia de un grupo determinado de personas, y que los factores determinantes de la calidad de una película son distintos.

No obstante, la comparación con la película de 1951 es inevitable, aunque sea para ver las diferencias fundamentales entre la época actual y la de hace casi seis décadas. Aquí entraría la movilización de cualquier organismo no civil de los Estados Unidos, en contraste con la sencilla trama policiaca de los años 50, que, entre otras cosas, mete a un gigantesco Gort en un área secreta, las distintas explicaciones pseudocientíficas, ahora más viscosas que antes, el diseño new age de la nave, pero, sobre todo, el principal cambio está en las intenciones del extraterrestre Klaatu (Keanu Reeves) que cambian por completo los objetivos y el desarrollo de la historia y marca un gran owned a los traductores de títulos españoles, aunque sean los de los años 50, porque sí, aquí el planeta se vuelve a parar, como dice el título en inglés, pero no hay ningún ultimátum. Sigue leyendo Ultimátum a la Tierra

Che: El Argentino

de Steven Soderbergh

Bueno, he visto media película. Cuando nos dejen ver la otra media comentaré qué tal me ha parecido todo.

Pero de momento…

Esta película está grabada con una cámara digital, pero no con cualquiera. Está grabada con la Red One, uno de los mayores orgullos de la cinematografía digital. Su sensor no sólo tiene más definición que la habitual en el cine profesional digital, sino que también es más grande, igualando en tamaño al celuloide de 35 mm, lo que significa mayor amplitud en el encuadre que un sensor normal y la profundidad de campo equivalente a los 35 mm. Graba en formato RAW (sin compresión alguna) y, sobre todo, es extraordinariamente barata. Ésta película, de la que he visto la mitad, tenía que ser un punto de referencia para saber si había esperanza en la consolidación del cine digital. Incluso sin tener ni idea de fotografía, me interesaba verla por eso. Lo que no sabía es si sería algo más.

Para empezar, no conozco nada del contexto en el que se desarrolla la película. Ni Fidel Castro, ni el Che, ni la revolución cubana, ni NADA. Si crees que ese conocimiento previo es importante para entrar a valorar cualquier película no vas a encontrar la opinión que quieres. Trataré El Argentino como una (o media) película, no como un libro de texto.

Tampoco he visto, y aquí sí que me arrepiento un poco, nada de Soderbergh salvo la trilogía de Ocean. Miento, porque en realidad sí he visto parte de Traffic, pero no la terminé porque me parecía muy cansina, especialmente lo de manipular tan descaradamente la fotografía para separar las distintas líneas narrativas.

Hay algo parecido en Che. Ya desde un principio vemos dos líneas temporales distintas y subrayadas por la fotografía. “La misma estructura estúpida en la que se mezcla la cronología” piensa uno al principio, pero no. Más allá de alternar entre las dos líneas (el comienzo de la revolución en Cuba y el Che en 1961 en Nueva York dando entrevistas y dirigiéndose a las Naciones Unidas), y no de manera innecesaria, el desarrollo es lineal.

Lineal, pero no dramático. El lenguaje del maldito género del biopic no está, y en su lugar hay una distancia que no manipula emocionalmente a nadie. Aunque sospecho que Soderbergh simpatiza con la figura de Ernesto Guevara, lo que construye es un posicionamiento didáctico, sobrio, que enseña pero que no implica y que hace avanzar la historia a través de la reconstrucción y el montaje, en lugar de la dramatización que viene a ser habitual para la identificación con el público.

No existe aquí un clímax, ni una progresión dramática de la historia; sólo hay momentos, retazos, con los que uno se tiene que construir su propia visión, y rodados de manera que se llega a sentir que se está allí mismo observando a los personajes, pero, repito, sin implicarse. Se podría decir que es un documental de ficción, y no sé sí será veraz con la Historia, pero desde luego lo parece (a lo que ayuda el hecho de que esté rodada en español, salvo la parte en NY). Lo mismo puede decirse de Benicio del Toro: no sé si lo que hace será similar al personaje que interpreta y dudo que su acento se corresponda, pero sí puedo estar seguro de que compone UN personaje a la perfección, de manera coherente y potente, y se pasea delante de la cámara como Pedro por su casa.

Y si antes decía que se había eliminado el dramatismo, lo mismo se puede decir de los personajes. Sin contar al que da título a la película, y, como mucho a un Fidel Castro (bien) interpretado por Demián Bichir, el resto podrían ser intercambiados unos por otros en cuanto a sus personalidades y sus papeles en la película (asignados, supongo, intentando ser fiel a las memorias del propio Ernesto Guevara en las que se inspira el guión), todo formando parte de la distancia a la que aspira la película, alejándose de cualquier pretensión dramática.

Si el tratamiento es ya un inmenso punto a favor de la película de Soderbergh de la que, recuerdo, he visto la mitad, todavía queda demostrar si cumple en lo que le queda por naturaleza a una película si le quitamos sus envoltorios emocionales. Su puesta en escena, para empezar, está entre lo mejor que he visto este año, consiguiendo una reproducción detallista y creíble. Una planificación técnicamente bien conseguida, con buenas composiciones pero sin alardes innecesarios. En concreto, tiene algunas de las secuencias bélicas mejor rodadas de los últimos años, especialmente la toma de Santa Clara. Es en el montaje donde falla un poco, a pesar de tener puntos a favor, como esa construcción a base de escenas que no se corresponden, a modo de puzzle y con la voz yuxtapuesta del Che (de sus declaraciones en Nueva York) añadiendo información. Sin embargo, si hubieran añadido algo más de metraje no habría la sensación de confusión creciente mientras avanza la película, debida a la falta de subrayado o explicación de algunos aspectos.

Y, viendo el resultado que ha dado la Red One, me va importando menos que tarde o temprano se deje de usar material fotoquímico para rodar las películas.

Los Cronocrímenes

de Nacho Vigalondo

Tenía ganas de escribir un comentario sobre el omnipresente debut en el largometraje del director cántabro nominado al Oscar, Nacho Vigalondo. Cierto es que podría haberlo hecho cuando la vi, a finales del año pasado, en el Cinemad, como hizo muchísima gente (Vigalondo comentaba que “Nunca había visto tantos bloggers juntos”), pero en vez de correr para ser el primero en poner algo, lo que no iba a conseguir, porque ya la habían visto antes en Sitges, y en Trieste, Austin y otros lugares donde no paraba de arrasar, preferí esperar al momento que sería más útil para el espectador medio: un pelín antes del estreno.

Y es que de verdad ha pasado mucho tiempo desde que se empezó a ver la película en distintos lugares hasta que el esperado estreno en España. Entre medias ha habido venta de derechos de distribución en un montón de países, venta de derechos para hacer el remake en Estados Unidos (los tiene United Artists), éxito en numerosos festivales (llegando a más de un 90% de críticas positivas en el Austin Fantastic Fest), un juego online muy elaborado al que reconozco que no juego por pereza y miles de entradas en blogs. Es evidente que, mientras los medios hablaban del éxito del cine español con películas como REC o El Orfanato (que también tendrán sus respectivos remakes, todo sea dicho), en internet, cualquiera mínimamente enterado de lo que acontecía en el cine fuera de nuestras fronteras sabía que Los Cronocrímenes era realmente la película española con más éxito, triunfando en todo el mundo, menos en España. Sigue leyendo Los Cronocrímenes

El Incidente

de M. Night Shyamalan

Hace un par de años, el director de cine de origen hindú M. Night Shyamalan estrenó La Joven del Agua, en la que había una representación en forma de caricatura de un crítico de cine. Lejos de ser una crítica inteligente, la descripción del personaje del crítico parecía producto de una rabieta infantil, que, sin embargo, no estaba exenta de razón.

Shyamalan, uno de los directores mas vapuleados de la historia reciente de Hollywood, sólo tiene un éxito de crítica y público: El Sexto Sentido. Sin embargo, tiene en su filmografía obras de la talla de El Bosque, Señales o El Protegido, esta última una de las mejores películas de la Historia del Cine. Sigue leyendo El Incidente